martes, 22 de julio de 2008

**¡VIVIR! LOUISE.L. HAY‏**






Louise L. Hay¡VIVIR!Reflexiones sobre nuestro viaje por la vidaEDICIONES URANOArgentina - Chile - Colombia - España México – Venezuela Dedico con cariño este libro a mis lectores y oyen­tes, que me han acompañado durante tantos años, y a todos vosotros que aún no me conocéis.


Que este libro contribuya al enriquecimiento de vuestra vida. Espero que me acompañéis y aprendáis a hacer del resto de vuestro tiempo en este hermoso planeta Tierra los mejores y más gratificantes años de vuestra vida.
Tú puedes contribuir a sanar nuestra sociedad PrólogoDecidí escribir este libro, a modo de continuación de Usted puede sanar su vida y El poder está dentro de ti, debido a que muchas personas continúan haciéndome preguntas, por carta y en mis conferencias, sobre temas básicos respecto al sentido de la existencia, y sobre cómo convertirnos en las mejores personas que podemos ser a pesar de nuestras ex­periencias pasadas y de lo que pueden o no «habernos hecho», y también a la luz de nuestras expectativas acerca de cómo va a ser el resto de nuestra vida. Son personas que trabajan con conceptos metafísicos y que están transfor­mando su vida al cambiar sus pensamientos.


Están dejan­do marchar viejos comportamientos y creencias, y también aprenden a amarse más a sí mismas.Dado que el título del libro es /Vivir/, lo he dispuesto de una forma cronológica informal para destacar parte de la progresión por la que pasarnos en la vida, es decir, comienzo con algunos de los problemas con que nos enfrentamos de pequeños y jóvenes (relaciones, trabajo, etc.) y prosigo con las preocupaciones e intereses que tenemos cuando nos hacemos mayores.


Ahora bien, en caso de que no te resulten familiares mi filosofía ni las palabras que suelo emplear cuando explico estos conceptos, permíteme que te dé cierta información.En primer lugar, suelo usar palabras y expresiones como Universo, Inteligencia Infinita, Poder Superior, Mente In­finita, Espíritu, Dios, Poder Universal, Sabiduría Interior, etc., para referirme a ese Poder que ha creado el Universo y que también reside dentro de cada uno de nosotros.


Si te mo­lesta el uso de cualquiera de estas palabras o expresiones, simplemente sustituyela en tu mente por alguna otra que sí te vaya bien. Al fin y al cabo, no es la palabra en sí lo que importa, sino el significado que hay detrás.También vas a advertir que escribo ciertas palabras de modo diferente a como lo hacen otras personas. Por ejem­plo, a la enfermedad muchas veces la llamo mal-estar, por­que es lo que en el fondo significa y para indicar que algo no está en armonía con nosotros o nuestro entorno. Del mismo modo, siempre escribo la palabra sida en minúscu­las.


Creo que eso disminuye su poder.En cuanto a mi filosofía general, pienso que es impor­tante que repase algunos de los conceptos según los cuales vivo, aunque tal vez me hayas oído hablar de ellos antes, o quizá mi trabajo sea una novedad para ti.Es muy simple: creo que lo que damos lo recibimos de vuelta; todos contribuimos a crear los acontecimientos que tienen lugar en nuestra vida, tanto los buenos como aque-líos que llamamos malos, y somos responsables de ellos.


No­sotros creamos nuestras experiencias con las palabras que decimos y los pensamientos que tenemos. Cuando nos crea­mos paz y armonía mental y tenemos pensamientos positi­vos, nos atraemos experiencias positivas y a personas que piensan lo mismo que nosotros. A la inversa, cuando nos quedamos «atascados» en una mentalidad de víctima, acu­sadora, nuestra vida se vuelve frustrante e improductiva, y también nos atraemos a personas que piensan de esa misma manera. En esencia, lo que quiero decir es que lo que cree­mos de nosotros mismos y de la vida se convierte en reali­dad.Otros puntos básicos de mi filosofía se pueden resumir de la siguiente manera:• Sólo es un pensamiento, y los pensamientos se pueden cam­biar.
Creo que todo lo que ocurre en nuestra vida co­mienza con un pensamiento. Sea cual sea el problema, nuestras experiencias sólo son efectos exteriores de nuestros pensamientos más íntimos. Incluso odiarse a uno mismo es solamente odiar un pensamiento que se tiene de uno mismo. Por ejemplo, si tienes un pensa­miento que dice «Soy una mala persona», esto te pro­ducirá un sentimiento de odio hacia ti, y te lo creerás. Si no tuvieras el pensamiento, no tendrías el sentimien­to. Los pensamientos se pueden cambiar.
Elige cons­cientemente un nuevo pensamiento, por ejemplo: «Soy una persona maravillosa». Cambia el pensamiento y cambiará también el sentimiento. Todos los pensamien­tos que tenemos crean nuestro futuro.• El poder está siempre en el momento presente. Este mo­mento es lo único que tenemos. Lo que elegimos pen­sar, creer y decir ahora forma las experiencias de maña­na, la próxima semana, el mes que viene, el próximo año, etc.
Cuando nos centramos en nuestros pensa­mientos y creencias de ahora mismo, en el momento presente, eligiéndolos con todo el cuidado con que ele­giríamos un regalo para un amigo especial, entonces te­nemos el poder de escoger el curso que damos a nues­tra vida.
Si estamos centrados en el pasado, carecemos de la energía necesaria para el momento presente. Si vi­vimos en el futuro, vivimos en una fantasía. El único momento real es ahora mismo. En este momento es donde comienza nuestro proceso de cambio.
Hemos de dejar marchar el pasado y perdonar a todo el mundo. Somos nosotros los que sufrimos cuando nos aferramos a agravios pasados. Hacemos que situaciones y personas del pasado tengan poder sobre nosotros, y esas mismas situaciones y personas nos mantienen mentalmente esclavizados. Continúan controlándonos cuando nos quedamos atascados al no querer perdonar. Por eso es tan importante trabajar en el perdón.
Perdo­nar, liberar a aquellos que nos hicieron daño, es liberar­nos de nuestra identidad de persona herida. Nos per­mite liberarnos del ciclo interminable de dolor, rabia y recriminaciones que nos mantiene prisioneros de nues­tro propio sufrimiento. No perdonamos el acto, sino a los que lo cometieron; perdonamos su sufrimiento, confusión, falta de habilidad, desesperación y humanidad. Cuando sacamos afuera esos sentimientos y los de­jamos marchar, entonces podemos avanzar.

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